jueves, 3 de mayo de 2018

Tarbinas de Gador con Helado de Vainilla


«Cuando mi madre nos daba el pan, repartía amor»

Joël Robuchon
Cocinero francés del restaurante «Jamin» en París

Gador (Almería)

De nuevo, seguimos el curso del río Andarax, llegando a las faldas de la sierra de Gador al conocido como «De las Naranjas», habiendo testimonios de su ocupación por fenicios y romanos. Aguas ricas, cuyo sistema de regadío es de herencia árabe. Tuvo en su tiempo de esplendor Mezquita y Aljama, minas de Azufre e importante herrería. Quedando deshabitado tras la expulsión de los moriscos allá por 1570.

Del Neolítico podemos destacar el importante yacimiento del poblado de Los Millares, conjunto megalítico del III milenio a.c. y sepulturas y ruinas argáricas en las ramblas de Huéchar y Ciscarejo del III milenio a. C. Igualmente se han encontrado restos de la época romana y bizantina constatando así su poblamiento en este periodo histórico.

Durante el periodo de Al Ándalus tuvo mezquita y Aljama. Se estableció un sistema de regadío, que prácticamente es el actual, y que integraba el aprovechamiento de las aguas para la agricultura y la molienda y en el siglo XVI también para la instalación de una herrería.

Con la conquista cristiana queda una población 160 habitantes, en su gran mayoría moriscos. Con la sublevación morisca y su expulsión posterior, Gádor quedará prácticamente despoblado. Su repoblación con cristianos viejos se llevará a cabo en años posteriores a la expulsión de 1570.

Gádor fue llave del reino de Almería en época musulmana, rindiendo homenaje a las dos torres situadas en cada margen del río que lo atraviesa, «Andarax» (Que significa en árabe «Era de la vida»).


INGREDIENTES

Cien gramos de almendras fritas sin piel

Pan asentado del día anterior

Una cucharada de café de Matalahúva

Medio litro de leche

Piel limpia de un limón y de una naranja

Una rama de canela

Azúcar

60 gramos de harina de repostería

Miel de caña o de encina

Canela en polvo

(opcional)

Terrina de helado de vainilla


ELABORACIÓN

Lo primero sería hervir la leche, a fuego medio con la piel de limón y naranja, la rama de canela y unos granos de clavos y azúcar a nuestro gusto. (No pongo peso ya que lo dulce es cuestión personal, también se puede hacer con edulcorante liquido si tenemos algún familiar diabético)

Como ya hemos dicho ponemos a hervir la leche y en cuanto de muestras de subir, apagamos el fuego y dejamos que se temple.

Calentamos en una sartén el aceite de oliva y tostamos la harina hasta que se dore ligeramente, con cuidado que no se nos pegue.

Colamos la leche y la vertemos templada sobre la harina tostada o viceversa.

Volvemos a poner en el fuego y removemos con paciencia, hasta que nos quede una masa bastante fina.

En una sartén aparte, freímos las almendras y reservamos. Aprovechamos el aceite y con fuego suave freímos el pan cortado a dados, apartamos sobre papel absorbente.

El ajonjolí mejor comprarlo tostado, así no suelta aceite.

Servimos las Tarbinas y decoramos con las almendras y los cuscurros de pan frito sobre ella.

La bola de helado de vainilla en el centro, ramita de hierbabuena y correspondiente hilo de miel.


OBSERVACIONES

La receta original se hace con agua.

Lo que sucede es que en aquellos años no teníamos ni para la leche y aprovechábamos los escasos recursos que disponíamos para alimentarnos. Esa es la realidad incuestionable de nuestra historia.

Yo le he añadido un poco de nata a la masa, para otorgarle más suavidad.

Una vez terminada la masa, la he rematado con un poco de mantequilla, así nos ha quedado más suave.

También he aprovechado para decorarla con una variedad de frutos secos, la uva moscatel bañada en vino, ha ido a las mil maravillas al postre.

El toque del helado es fundamental para degustar el postre ante estas fechas de calor que se avecina.

La miel también podéis decantaros por una de flores sino tenéis a mano la de caña. Ya que su sabor no modifica sustancialmente el plato.

Buen provecho.

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