«Ya vienen las madres monjas
con las hopalandas puestas
y los picos coloraos,
para beberse el aceite
que tenemos preparado»
Copla Popular
Écija (Sevilla)
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Muy Buenas Noches.
Vaya calor que nos ha llegado de repente. Año loco en lo referente al clima donde los haya, sin duda el dichoso cambio climático se acerca. Hoy toca espinacas, una variante más de esta rica verdura tan típica en nuestra tierra.
Esta vez hemos vuelto a Écija para probarlas en sus bares y tabernas. Plato muy extendido por la provincia, por lo que no es preciso sacarlo del olvido por nuestra parte.
Sin duda, plato de reminiscencias árabes, ya comentamos en otra entrada la historia de las primeras espinacas procedentes de la lejana Persia Introducida en el siglo XI por los árabes y extendiéndose por Europa rápidamente.
Siempre recomendaré cocinarlas en cazuela, su sabor cambia y no olvidéis de esa combinación suntuosa que es el aceite de oliva y las espinacas.
Jugad con la cuchara de madera o espátula; impregnaros por los olores y ese verde esmeralda, que de vez en cuando somos capaz de sacar, dándole importancia a la presencia.
Pasadlo bien y cuidaros.
Ricardo, día 13 de abril del 2013
INGREDIENTES
Un kilo de espinacas
Aceite de oliva virgen extra
250 gramos de pan frito
Ocho dientes de ajo
Un pimiento choricero seco o ñora
Pimentón molido
Vinagre
Sal
ELABORACIÓN
Si las espinacas son frescas lavarlas bien en abundante agua, trocearlas y cocerlas en agua hirviendo. Refrescar en agua fría, adquiere mejor color. Escurrirlas bien, si es posible presionándolas con las manos.
Aprovechamos para cocer el pimiento choricero en el agua de las espinacas.
Reservamos dos dientes de ajo y los chafamos o aplastamos, como más nos guste la expresión.
También habremos de reservar algunas rebanadas de pan frito para la decoración del plato.
Comenzamos:
En aceite y con poco fuego, freímos los dientes de ajo, enteros y pelados.
Apartamos y freímos las rebanadas de pan empapadas con unas gotas de vinagre.
Se maja en el mortero los ajos y el pan frito, añadiéndole el comino en grano, la sal gorda y la carne, limpia de semillas, del pimiento choricero que habremos sacado con un cuchillo pequeño.
Ahora en cazuela de barro calentamos aceite y freímos el pimentón con cuidado que no se queme; le añadimos los dos dientes de ajo chafados que teníamos reservados.
Removemos con la cuchara de madera, una vez impregnadas las espinacas de aceite le añadimos el majao y continuamos removiendo con arte y gracia.
Cuando consideremos, le añadimos un poco más de aceite si fuese menester.
Recordad el dicho:
«Le va también como el aceite a las espinacas»
Sal y pimienta negra a punto.
Decoramos con las rebanadas de pan frito.
OBSERVACIONES
Le va muy bien una guindilla, el vinagre de vino y pimentón de calidad.
También las he probado con almendras tostadas y guindilla.
Se suele comer tanto en frío como en caliente. Plato muy popular en la comarca.
De las espinacas, decir que nos llegaron desde la lejana Persia y que los árabes la introdujeron en España hacia el siglo XI, extendiéndose por Europa alrededor del siglo XV.
Cabe resaltar que esta planta es abundante en proteínas y puede también evitar enfermedades como la anemia; son ricas en minerales como el calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio, y presenta buenas cantidades de fósforo, zinc y yodo.
Y como curiosidad parece ser que lo del hierro es un error de un científico, pues no se absorbe bien, así que lo de Popeye... parece ser que no es cierto.
Lástima que le haya aguado el día a alguno.
También es muy discutida la verdura, hoy en día, por la gran cantidad de nitrato que absorben sus hojas dada la contaminación que sufren nuestras aguas de regadío.
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