«Comer, beber, bailar y gozar que el mundo se va acabar»
Canción Popular
De Córdoba
Estos postres a base de leche y huevo se consideran de los más antiguos de la historia, pero con el paso del tiempo han ido apareciendo versiones que añaden diferentes ingredientes como leche condensada, queso o café, aunque siempre manteniendo la base de huevos y leche que llevaban ya en su origen.
INGREDIENTES
Un litro de leche
Ocho huevos
Ralladura de una naranja
Una rama de canela
Doscientos gramos de azúcar blanca
Una pizca de esencia de vainilla
Caramelo líquido
Doscientos gramos de azúcar
ELABORACIÓN
Lo primero sería comenzar con la base de caramelo líquido sobre el fondo de la cazuela o bandeja de horno que vayamos a utilizar.
Para hacer este caramelo, no es necesario verter agua, tan solo azúcar en la sartén, y a fuego muy suave, ir removiendo lentamente con cucharón o varilla, que no se queme, esperando que se formen los grumos y que poco a poco que se deshaga, convirtiéndose en un líquido color de oro. Inmediatamente verter sobre el fondo o los moldes de elaboración.
Se espera que enfrié y cuaje el caramelo en el fondo
A continuación, batimos los huevos junto con el azúcar y, en frío, se le añade la leche, la canela, la ralladura de la naranja y la pizca de vainilla.
Se bate todo muy bien.
Vertemos la mezcla sobre la cazuela o bandeja y colocamos en el horno a una temperatura de 160 grados, unos 50 minutos aproximadamente.
Dejamos que enfríe fuera del horno.
Refrigeramos de un día para otro.
Cortamos en porciones individuales y bañamos con el caramelo.
OBSERVACIONES
Varias cositas; se puede calentar la leche, nunca hervir porque se cuajarían los huevos.
Por supuesto que podemos comprar el caramelo liquido ya elaborado, pero no es lo suyo.
Existe la opción de incorporar nata reduciendo la leche, es decir podemos incorporar medio litro de nata liquida y medio litro de leche a la receta, ganaría en suavidad.
También hay quien lo baña una vez terminado con unas gotas de whisky o de coñac.
Se puede hacer al baño maría, como si fuesen flan o natillas.
El secreto del plato es el aspecto del mismo con su superficie dorada y tostada.
También he visto quien le agrega un poco de queso filadelfia, leche condensada o frutos secos.
Nunca lo había escuchado y menos que fuese de Córdoba y mira que yo nací allí. Pues la verdad, no me atrevo hacerlo yo, pero sí que lo voy a pedir in situ. Tiene muy buena pinta.
ResponderEliminar¡Códoba! Una joya andaluza. Conozco ese manjar, está riquísimo, también el sas platos maravillosos, el rabo de toro...muchos platos especialísimos...
ResponderEliminarToda la ciudad es una maravilla. Nos traes una de las esencias de la cocina cordobesa ¡Gracias!
Un abrazo.
Mira Ricardo, que yo soy cordobesa, y qué quieres que te diga, salvo que se me ha hecho la boca agua. ¡Qué exquisitez!
ResponderEliminarBesos:D
Ya no mas comienzo a hacerlo
ResponderEliminarrecuerdos de mi madre cuando lo hacía
Ricardo no conocía esta receta, gracias. Un saludo desde Almería
ResponderEliminarDe esa boca hecha agua, la invitación queda: Degustarlo porque está hecho contra todo indicio cercano o lejano de glotonería.
ResponderEliminarCordial saludo.
La prepararé hoy mismo Una tentación gracias
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