«De San Francisco salieron
cuatro reverendos padres:
fray pimiento, fray cebolla,
fray aceite y fray vinagre»
Copla Popular
De Córdoba
Muy buenas tardes, sábado de almuerzo en el jardín.
De compartir y charlar, de permitirse uno el que la cocina sea un lugar de encuentro y relaciones sociales.
¿Qué sucede cuando la cocina sale del interior de casa?
Compartimos un espacio que se agranda, las paredes desaparecen y el aíre se transforma. Los movimientos ganan en gestualidad, las risas se pronuncian con más ganas y cada uno aporta algo más de presencia.
El arte de cocinar es el arte de encontrarse, de permitirse abrirse hacia el otro, es el arte de ofrecer lo mejor de uno, de atreverse en degustar y digerir lo que otras manos han preparado con cariño. La dedicación del otro llega al interior de nuestro cuerpo y se convierte así en parte de nuestro organismo.
Nunca lo había pensado, pero junto con el acto del amor va el acto del nutrir; son las dos acciones en las que nos introducimos en el cuerpo del otro. En una compartimos directamente y mutuamente, en la otra ofrecemos desde nuestro hacer y nuestra creatividad el fruto que cruzará la frontera entre lo de fuera y lo de dentro.
La cocina es amor, también participar, colaborar, intervenir.
Muchas veces ese ofrecer se convierte en solidaridad, en nuestro recurso emocional en el que en el mejor de los casos ofrecemos alivio y algo de compañía.
Pasad bien la tarde del sábado, disfrutad cuanto podáis y os queráis permitir.
Ricardo, a 22 de junio de 2013.
INGREDIENTES
ELABORACIÓN
Tres o cuatro pimientos rojos y carnosos.
Cuatro dientes de ajo
Un tomate
Una cebolla grande
Aceite de oliva virgen extra
Vinagre de vino de Jerez.
Sal
Para el Asado:
Se lavan los pimientos y las demás verduras.
Disponemos sobre una fuente de hornear las verduras y pimientos.
Con una brocha pintamos con el aceite de oliva; el tomate, la cebolla sin pelar, los ajos pelados y los pimientos.
Calentamos el horno a unos 180.º aproximadamente.
Asamos durante 40 minutos los pimientos, dándoles la vuelta de vez en cuando.
Es bueno que se quemen un poco o chamusquen, ese sabor de ahumado enriquece y matiza el sabor final del fruto.
Una vez terminados de asar, los envolvemos con cuidado de no quemarnos en una bolsa de plástico que hemos de cerrar herméticamente, o simplemente tapamos con film transparente, el resultado es que suden.
Dejamos enfriar y ya nos podemos disponer a pelar los pimientos con facilidad y por supuesto retirar todas las pepitas del mismo.
Limpiamos perfectamente los pimientos teniendo en cuenta que nos soltará trocitos del chamuscado; reservamos todos los jugos que vayan soltando pasándolos por un colador para que nos quede un jugo limpio.
Con el tomate hacemos lo mismo; lo limpiamos y pelamos con cuidado. Luego lo picamos y lo aprovechamos su jugo para la vinagreta que haremos a continuación.
Para la Salsa o Vinagreta
Aprovechamos el jugo de los pimientos y el tomate picado. Le añadimos el vinagre, el aceite de oliva y la sal. Lo vertemos todo en un recipiente en el que podamos agitar o remover la salsa tenemos una exquisita vinagreta para nuestros aliños, que podremos utilizar en infinidad de aderezos. (Recomiendo una botella vacía)
Para la Ensalada
Se corta a tiras la carne de los pimientos.
La cebolla asada se pela y se corta.
Se pican los ajos asados.
En un recipiente se ligan todos estos ingredientes y se aliñan con el jugo o vinagreta que hemos creado anteriormente.
Su punto de sal y a dejar enfriar en la nevera.
Le va bien la berenjena asada, el atún, el bacalao, el comino en grano, el huevo cocido, alcaparras y el orégano.
A este aliño le he añadido atún y maíz.
Con berenjenas es el popular asadillo de pimientos de Córdoba.
Como acompañantes perfectos para guarnición, en canapés, en bocadillos...
En algunos lugares en que he trabajado, hemos introducido una cabeza de ajo entera y sin pelar, asada junto a los pimientos y la cebolla.
De esta cabeza de ajo hemos exprimido el jugo, una vez asada, incorporándola a la vinagreta.
Los pimientos fueron uno de los muchos productos que viajaron desde América a Europa.
En tierras de Centroamérica se cultivaban ya en épocas muy remotas, los restos más antiguos se han encontrado en el valle de Tehuacán (México) y datan del 3000-5000 antes de Cristo.
Fue uno de los primeros productos que cruzó el Atlántico y se le dio el nombre de pimiento por su sabor picante. De hecho, en un principio, se utilizó para sustituir a la cara y apreciada pimienta.
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